Se hicieran realidad las luciérnagas por un bolsillo mágico. La perra milagrosa ha visto una mitad de lo mío. Ya he vuelto con el asco y diez minutos. Mala suerte en la lista de la compra.
Acantilados limpios de barro. Enfados sin ropa. Y ahora voy a hacer la compra con las luciérnagas encendidas.
No puedo jugar con la orina de odio fluorescente.